viernes, 18 de diciembre de 2009

Punto rojo

Llevaba mucho tiempo sintiendo el calor de ese punto rojo en cualquier punto vulnerable de sí, el suficiente para que centenares de personas le preguntarán si no se sentía incomodo o aterrado por ello: saber que cada momento podría no tener más transcendencia… Muchos en esas condiciones no saldrían de casa, y de ello estaba bien seguro. Pero él siempre respondía que se había acostumbrado a estar en el punto de mira, y que en realidad no temía ni se incomodaba, sino que lo que sentía era nervio, nervio por estar esperando el día en que no podría volver a sentir el punzante calor rojo y el sudor frio de quienes pasaban demasiado cerca de él. Porque en el fondo sabía muy bien con qué le unía el hilo luminoso y deseaba con fuerza que tuviera, por fin, el valor de acabar con sí mismo, de una vez y por siempre. Si no sólo sería un iluso más.

1 comentario:

  1. Sera el Padre Gregori?

    Oh, olvidaba que no tiene puntero... hum...

    CARNI ON ETS!

    ResponderEliminar